Como bien sabemos,
hay diferentes pautas a seguir que podemos utilizar a la hora de vender. No lo
llegamos a ver como algo inmoral, solo son consejos
para poder realizar nuestro trabajo con
éxito.
Sin embargo, lo que para nosotros es una ayuda, para las personas que
están fuera de ese ámbito hablan de que son “trucos sucios”:
- Información: queremos saber sobre el cliente para saber de qué forma podemos hacerle ver que el producto o servicio que le ofrecemos puede ser útil para su día a día, sin embargo, ellos lo ven de una manera más frívola, hablan de “hackear el cerebro”.
- Dime que si: por supuesto nosotros queremos vender, pero no estamos obligando a nadie para que compre. Cuando preguntamos: ¿te llamas Juanito?, ¿vives en la calle Serranía?, etc… lo hacemos para asegurarnos que nuestra base de datos es correcta, que hablamos con la persona que deseamos,… Ellos a esto lo denominan el “truco del sí” y dicen que tras contestar varias veces que si a esas preguntas, cuando se lanza la pregunta: ¿te interesa? su subconsciente actúa con otro “si” por inercia y no porque realmente quieran adquirir el servicio o producto.
- Come-cocos: Cuando intentamos vender contando alguna “anécdota” o pretendemos empatizar con él, es para que el cliente sienta que somos cercanos a ellos, pero pueden malinterpretarlo y creer que simplemente queremos camelarlos para finalmente vender algo que no quieren, no necesitan o que tendrá sorpresas desagradables posteriormente.
Ser teleoperador no es fácil como sabemos, tanto porque hay que convencer por teléfono a alguien, al que en la mayoría de los casos le va a molestar tu llamada, sino porque además existen los "graciosos de turno" que intentarán reírse del comercial.
Estos son algunos ejemplos:



También hay blogs en los que la gente aconseja frases para decir al teleoperador y hacerle sentir mal:
“Lo siento, pero la persona que busca murió la pasada madrugada” (y aquí hacer ver que se está llorando) y colgar. Esto deja “cao” a cualquier vendedor, jejeje.
Y, nosotros nos preguntamos, ¿realmente la inmoralidad y frivolidad reside
en los teleoperadores?